Todas las hormigas del mundo son muy bien orientadas.
Todas menos una: la de este cuento que no sabe cómo regresar a su hormiguero. Por suerte no está sola, tiene muchísimos amigos que incluso corriendo riesgos están dispuestos a ayudarla.
En verdad, es un cuento lleno de ternura y muy gracioso, ¡se los recomiendo!
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