sábado, 11 de agosto de 2012

Tercer capítulo de mi novela: "Unas vacaciones de terror"

Salimos de la habitación, yo con algunos libros bajo el brazo, y cerramos la puerta. Entramos en otra habitación, en la que solamente había un baúl cerrado con candado y con una espesa capa de polvo que lo cubría.
La curiosidad nos invadió a todas.
Paula intentó abrirlo, pero no pudo. Rocío también lo intentó, aunque con el mismo resultado que Paula. Luana anotó “Baúl cerrado bajo llave” en la libreta.
-Deberíamos decirle a los chicos lo que encontramos. Ellos tienen más fuerza que nosotros y podrían abrirlo.- dije.
-Bueno- Dijeron las chicas.
Bajamos la escalera y allí estaban los chicos tratando de encontrar la llave que abría una gran puerta amarilla. Nos vieron y se dieron cuenta de que algo interesante habíamos visto, algo que nos había encantado, ya que nuestros ojos brillaban como pequeñas estrellas en el cielo nocturno.
Les contamos lo del baúl, pero no entendieron nada, porque hablábamos muy rápido y todas a la vez.
-¡Basta!- exclamó Bruno- Que hable una sola, sino no entendemos nada.
-En una de las habitaciones de allá arriba- comenzó a decir Paula señalando el 3er piso- encontramos un baúl asegurado con candado. Queríamos pedirles que trataran de abrirlo porque queremos saber qué contiene.
Los chicos se miraron y asintieron.
Primero intentó Ismael, pero no pudo, luego Nahuel, pero tampoco pudo, por último, Bruno trató de abrirlo. Hizo tanta fuerza que, finalmente, el candado cedió y al fin pudimos ver qué había allí dentro.

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