lunes, 4 de junio de 2012


"No solo de pan vive el hombre". Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que los pueblos piden a gritos.
Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. 

Libros, libros!, he aquí una palabra mágica que equivale a decir amor, amor!, y que debían los pueblos pedir como piden pan, o como anhelan la lluvia para sus sementeras.
Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: "Enviadme libros, muchos libros para que mi alma no muera! Pedía horizontes, es decir escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. 

Federico García Lorca, al pueblo de Fuente Vaqueros (Granada), en su alocución en setiembre de 1931.

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