Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que
gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos
en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible
organización social.
Libros, libros!, he aquí una palabra mágica que equivale a
decir amor, amor!, y que debían los pueblos pedir como piden pan, o como anhelan
la lluvia para sus sementeras.
Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, estaba prisionero en la
Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas
llanuras de nieve infinita, y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo
decía: "Enviadme libros, muchos libros para que mi alma no muera! Pedía
horizontes, es decir escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón.
Federico García Lorca, al pueblo de Fuente Vaqueros (Granada), en su
alocución en setiembre de 1931.
No hay comentarios:
Publicar un comentario